La cocina es uno de los espacios de la casa que más se ensucian. Requiere una limpieza diaria, ya que guisamos en ella a diario y, en muchos hogares, se come en esta estancia.
El caso es que cuando cocinamos las salpicaduras son inevitables. Al freir patatas, unos filetes o cualquier alimento que contenga aceite nos ensuciará la cocina. Aunque recurramos a tapas para la sartén siempre caerá oro líquido en la vitro o en la placa de gas. Cuanto antes las elimines mejor, porque te costará menos trabajo.
Un tratamiento diferente es el que hay que llevar a cabo con respecto al aceite que se acumula en la campana extractora. Como no es un electrodoméstico que limpiamos a diario, debemos esperar unas semanas a quitar los filtros. Los puedes limpiar a mano con un cepillo y agua muy caliente, pero te recomiendo que los metas en el lavavajillas. Salen perfectos y así cuidarás tus manos del jabón y del agua.
Para las manchas que se puedan acumular en el suelo, lo mejor es quitarlas cuanto antes con un papel absorbente ya que pueden llegar a producir resbalones. Una vez que lo retires, debes fregar el suelo con amoniaco para así eliminar por completo cualquier resquicio de grasa.
En los azulejos de alrededor de la cocina también caerán pequeñas gotas. Estas últimas se quitan con un estropajo empapado en el producto que usas para lavar los platos. Retira el exceso de jabón con una bayeta y seca los azulejos con un trapo.
Particularmente, soy muy aficionada a usar amoniaco ya que tiene la capacidad de acabar con cualquier mancha por dificil que sea en cuanto a superficies que no son muy delicadas. Tienes que tener la precaución de no mezclarlo con lejía, ya que su inhalación te puede inflamar las vias respiratorias. Haz la prueba solo con el amoniaco y te convencerás de sus potentes resultados.
Vía: www.jordiarmengol.net.