Desde hace algunos años, las pinturas que encontramos en los centros especializados y otras áreas comerciales, deben pasar un control de calidad y deben garantizar como principal propiedad el ser biodegradables para que se respete el medio ambiente. Pero eso se aplica para todas las marcas y tipos de pintura. Componentes como el plomo, el titanio y arsénico, se han ido eliminando de todas las fórmulas para su fabricación, tanto en las acrílicas como los esmaltes sintéticos, óleos, acuarelas, barnices, lacas, etc.
En este impulso por mejorar la calidad de las pinturas, los químicos no se han conformado con crear nuevas fórmulas más ecológicas, sino que han añadido una lista de productos nuevos para el mercado pensando también en la diversidad de clientes y sus necesidades. Así tenemos pinturas perfumadas con distintos aromas, donde y por un tiempo limitado, nuestro hogar olerá a lavanda, limón o al de nuestro gusto, de entre varios disponibles en cada marca. También podemos elegir la antitabaco, una pintura con unas propiedades de porosidad muy particulares que absorben el humo de los cigarrillos y mantiene la casa libre de ese olor tan desagradable como es la del tabaco.
Otra pintura especial es la antialérgica y antiácaros, cuya fórmula está pensada para esas personas más delicadas a los ambientes, sobre todo húmedos y fríos, que les son perjudiciales. Otra pintura más conocida, pero no menos útil, es la antihumedad, que por sus propiedades, son más duraderas en superficies susceptibles de sufrir humedades, y que también pueden ser usadas como fondo protector (imprimación) a otras pinturas.
Midiendo los pros y los contras de los nuevos materiales para nuestras paredes, debo decir que se ha ganado por el lado de la toxicidad, ya que sin esos materiales nocivos, las pinturas se han superado en cuanto a nuestra seguridad y a la del medio ambiente. Pero por el lado negativo, al carecer de todos esos compuestos químicos dedicados casi todos a la conservación, tanto en el recipiente de guardado, como una vez aplicado, se degradan con mucha rapidez, luego, ni los podemos guardar tanto tiempo como antes, ni en las paredes duran tanto tiempo, me refiero a la decoloración natural de ambas pinturas. Comparé un esmalte sintético que encontré de hace 25 años, con uno recién comprado, y tanto la aplicación como el color eran de inferior calidad en la pintura adquirida recientemente. Un último consejo: si al abrir un recipiente de pintura, huele en exceso a cloro, es porque se estaba degradando y se le ha añadido un aditivo conservante, cuidado al aplicarlo que puede provocar mareos, así que usad mascarilla.
Toni Ferrando.