El estilo Rococó fue un estilo artístico que se desarrolló en Francia entre los años 1720 y 1740, esparciendo por toda Europa, una forma de ver, de sentir y de pensar, que rápidamente se transmitió a la arquitectura y decoración de interiores. Hoy en día, claramente caído en desuso, sigue siendo parte de las grandes obras de arte que siguen quedando en pie, tanto en palacios, como en castillos, de todo el mundo.
Ligado a la extravagancia, los diseños intrincados, la explotación de colores suaves pero luminosos y el dorado, como el acento principal de paredes, techos y muebles en general. Todo espacio que persigue este estilo, es difícil de asimilar, ya que se encuentra tan cargado de adornos y detalles, que resulta impensado que algo tan poco mundano, sea un simple salón o un dormitorio.
Termina sucediendo que al ser espacios con elementos decorativos y materiales tan delicados, que generalmente suelen estar ocultos durante la luz del día para no estropear ningún mueble, además de estar cubiertas la gran mayoría de las cosas, por mantillas, para proteger del polvo.
A pesar de ellos, muchos fanáticos de la historia y el refinamiento, han optado por adquirir en remates, muebles rococó y con la ayuda de algunos artesanos del yeso, han sabido darle a habitaciones del hogar, un aspecto parecido. Quizás no lo disfruten en el día a día, pero cada vez que lo sacan a relucir, en ocasiones especiales, alcanza para llenar sus expectativas.
Por lo tanto si siempre quiso emprender su travesía por este magnífico estilo decorativo, quizás este pueda ser el puntapié inicial, para comenzarlo.