A la hora de decorar una casa, la elección de los colores es muy importante. Ya te hemos contado en otras ocasiones que para las habitaciones infantiles lo mejor son tonos pastel y que en un dormitorio los colores vivos como el rojo o el violeta no son muy recomendables. Hoy os quiero contar cómo hay que elegir los colores para combinarlos entre sí en casa. Porque no todos pegan con todos ni producirán el mismo efecto.
Básicamente hay tres formas de jugar con el círculo cromático y los tonos en tu hogar: la monocromática, la contrastada y la armónica. En la primera, el color que se toma como base se combina con otros de la misma gama pero de distintas tonalidades. Aunque visualmente es muy relajante, en ocasiones resulta monótona, por lo que hay que añadir toques con otros colores en pequeños detalles decorativos.
La combinación contrastada, por su parte, juega con los colores opuestos. Si no sabes cuáles son, siempre puedes echar mano del círculo cromático. Los colores opuestos son los que quedan enfrentados. Por ejemplo, el azul y el naranja. Uno de los colores es el principal, por ejemplo para las paredes o la tapicería de los muebles, mientras que su opuesto es el que utilizaremos para los pequeños detalles.
Y por último, la técnica armónica. Es muy parecida a la anterior, sólo que se juega con un color y los dos adyacentes a su contrario. Para que lo entiendas, si elegimos el amarillo, combinaremos con fucsias y malvas azulados en lugar de con el violeta directamente. Lo más recomendable, según los expertos en decoración de interiores, es que el color más neutro de los que escojamos sea el de las paredes, para no cargar mucho la estancia.