Cuando adquirimos esa pantalla de plasma nueva que tanto nos ha costado conseguir, queremos que tenga un lugar especial en el salón. Es entonces cuando nos empezamos a plantear dónde quedaría mejor, si en un mueble, colgada de la pared…
Lo cierto es que le damos mil vueltas hasta que encontramos su sitio privilegiado. No te preocupes, porque queremos ayudarte en esta decisión.
Si hay algo que coincide en todas las casas, sea del estilo que sea, es que la pantalla no puede estar enfrente de la ventana. Si esto ocurriera, los reflejos durante el día serían muy molestos, así que, por ese motivo, busca un lugar que no haya posibilidad de reflejos. Aunque tu pantalla sea antireflejos y tus cortinas sean tupidas, cuando el sol entra a través de ellas, no verás perfecta la imagen.
Por otra parte, tienes varias opciones a la hora de establecerla en un sitio. Puedes colocarla integrada en un mueble de televisión, oculta en éste o colgada en la pared. La primera opción es una de las que más se emplean desde hace años. En ella, la pantalla suele ir dentro del mueble, en un espacio pensado sólo para ella, ‘encajada’ y como si de una pieza de puzzle se tratara.
También puedes colocarla en un mueble y ocultarla tras unas puertas correderas. De esta forma, cuando no la utilices, no tendrá que verse necesariamente y, además, evitarás que se llene de polvo más rápidamente.
La última alternativa es la de colgarla en la pared. Ésta es, quizás, la opción más moderna y vistosa, aunque también la más ‘peligrosa’. Asegúrate de que está bien fijada a la pared y que los soportes o enganches pueden aguantar el peso de ésta perfectamente. Además, si te decides por esta opción, podrás colgar también los altavoces y ahorrar espacio en el salón gracias a ella.
Fuente de la imagen: Houzz