Son malos tiempos para las economías familiares. El que más y el que menos se ve obligado a ajustarse el cinturón. Pero no hay que desesperarse… Nuestros padres y abuelos podrían ser excelentes consejeros porque de ahorrar saben un rato. Pero quizá te dé apuro preguntarles. Si te dejas guiar por el sentido común y tienes en cuenta estos consejos para ajustar el presupuesto familiar, amortiguarás el impacto de la crisis…
En primer lugar, conviene sentarse y anotar cuáles son los ingresos familiares y cuáles los gastos fijos… Reflexionar sobre el tema a la vista de un extracto mensual de la cuenta bancaria puede arrojar mucha luz sobre el equilibrio del balance presupuestario de vuestra pequeña “república” doméstica…
Alimentación
La alimentación es uno de los principales gastos de la economía familiar. Y hay que intentar reducirlo al máximo eliminando lo supérfluo, haciendo a todos los miembros de la familia partícipes de la limitación presupuestaria. ¿De verdad necesitas determinados productos…? Desde luego, hay muchas cosas que se pueden hacer: llevar lista al supermercado y respetarla, acudir a los establecimientos con fama de baratos, suprimir los refrescos entre semana, economizar comprando marcas blancas, comprar frutas de plena temporada (más económicas), aprovechar el pan del día anterior para desayunar tostadas , recuperar los guisos (el truco de las abuelitas), tanto de carnes como de pescado, ya que por lo general las piezas de proteína para guisar son más económicas que las que se usan para freír o plancha…
Básicos del hogar
Los productos de limpieza son caros y algunos no cumplen… Si vuelves a utilizar los de toda la vida –lejía y amoniaco- y además te familiarizas con los usos del vinagre, el limón y el bicarbonato sódico, ahorrarás unos cuantos euros mensuales. Aprovecha si te regalan jabón casero: excelentes para lavar a mano la vajilla y para fregar suelos rallado en agua caliente.
Coches y gastos asociados
Mantener un coche, o peor aún, dos, terminará convirtiéndose de nuevo en un lujo: el alto coste de los recambios y reparaciones, el precio exagerado de los seguros, los impuestos de circulación, las multas, parquímetros y el combustible parecen gastos asumibles por separado, pero si echas cuentas verás que son un “agujero” por el que se escapa dinero… Importante decidir si dos coches son imprescindibles, y usarlos lo menos posible en favor del transporte público. Con el seguro conviene hacer cuentas: quizá te interese uno con franquicia mejor que «a todo riesgo».
Comparar ofertas de servicios de telefonía, electricidad, seguros…
Es el momento de revisar las cuentas de la casa y examinar recibo por recibo qué se puede hacer para reducir gastos. Seguro que encuentras más de una domiciliación que puedes eliminar. No todas, claro… Los consumos básicos del hogar sólo pueden reducirse hasta cierto punto, pero prueba a comparar las ofertas de los diferentes operadores de telefonía, agua, luz, etc. Mira con lupa qué tipo de seguros estás pagando y si siguen dándose las condiciones de cuando los contrataste: ¿es imprescindible pagar el seguro dental? ¿hay seguros de la casa similares al tuyo por menos dinero?
Bancos y condiciones
Buen momento para comparar también las ofertas de los bancos y ver quién ofrece mejores condiciones para nóminas, hipotecas, tarjetas de crédito, etc. Las condiciones varían muchísimo, y los bancos están dispuestos a hacer buenas propuestas a los clientes que ofrecen garantías…
Ocio, ropa y demás…
Es difícil limitar partidas presupuestarias a las que antes dedicábamos un elevado porcentaje de nuestros ingresos con bastante alegría. Si no quieres eliminar del todo las salidas de ocio, al menos limítalas al máximo y busca ofertas. En cuanto a la ropa, es necesaria, sí, pero muchos la compramos de forma compulsiva. Por eso conviene establecer prioridades: los niños, que crecen rápido, primero; los mayores, después, y sólo cuando esté justiicada la compra.
Fotografías: Freeimages.co.uk
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