El mundo está loco, esta es una frase que no paro de escuchar últimamente por todas partes y en todos los foros, parece que la lógica y el sentido común han dado paso a la locura, a la rebeldía, a los sinsentidos, la desobediencia… y si os soy sincera… ¡me encanta que así sea!
Vivimos tiempos difíciles, con muchos problemas económicos, sociales, personales… vamos, que haciendo uso del léxico común, la situación la resume a la perfección esa conocida frase que dice que «no está el horno para bollos«.
Si tratáramos de buscar un estilo de decoración que resumiera la situación actual, lo deberíamos encontrar dentro de un espacio pequeño, casi vacío, decorado en tonos neutros y de tendencia fría, equipado con muebles muy discretos, carente de estampados…
Pero si echáis un vistazo a vuestro alrededor comprobaréis que nada de esto es así, la decoración en la actualidad impone los espacios recargados, los grandes y coloridos estampados, los colores chillones, los muebles (en apariencia) lujosos, los detalles…
Esto es algo que suele ocurrir cuando alguien nos impone algo, sea en el terreno que sea, de pronto nos sale del interior ese personaje rebelde que todos llevamos dentro, ese que se queja, que protesta, que nos desafía… y que al final hace que nada tenga sentido, pero que todo sea infinitamente más divertido.
Pero esto es algo positivo, es cierto que no tiene mucho sentido que en estos tiempos complicados hagamos gala de algo que probablemente no solo nos queda grande a nosotros, sino también a la sociedad en general, pero la realidad es que normalmente esto tiene mucho más de positivo que de negativo.
Nuestra rebeldía ante cualquier situación hace que tengamos que trabajar mucho más para demostrar que eso por lo que nosotros apostamos merece la pena, ya sea esto un estilo de decoración, una forma de ver el mundo, una apuesta empresarial, un cambio político… y para ello desarrollamos increíbles capacidades que muchas veces ni siquiera sabíamos que llevábamos dentro.
Nuestra creatividad se despierta como consecuencia a una imposición, y eso culmina siempre en algo positivo. El barroco era un estilo pasado de moda, procedente de una época de bonanza y directamente relacionado con el mundo palaciego, lujoso y al alcance solo de las clases sociales más altas, o al menos así era hasta hace poco…
Nuestro empeño, o el empeño de los diseñadores y decoradores por no renunciar a un estilo artístico solo porque la situación nos imponga lo contrario, ha hecho que el barroco haya pasado a ser algo común, al alcance de todos, un estilo relacionado solo con la estética, y no con la clase social o la situación actual.
Hace unos años, cuando la situación era en general inmejorable, el minimalismo se introdujo con una fuerza tremenda en nuestras vidas, y ahora que el mundo vive uno de sus peores momentos, el barroco vuelve a imponerse… ¿Vivimos o no vivimos en un mundo loco?
Fotografías: Ralph Lauren Home
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