La llegada de la primavera significa cambio y nacimiento… ¿no es el momento ideal para darle un nuevo aire a tu dormitorio?. Atrévete a renovar tu lugar de descanso y despierta cada mañana con la máxima energía llena de color.
Cuando el frío empieza a quedarse atrás y la luz del sol brilla, parece que nos apetece más hacer cosas nuevas: apuntarse al gimnasio, aprender un idioma… ¿por qué no aprovechar para renovar la cara al lugar donde más horas de nuestra vida pasamos?.
Es el momento de cambiar el color de la pared… ¿qué tal una gama de rosa palo, como el de la imagen, para conseguir ese cuarto de princesa con el que soñabas de niña?. Si eres una romántica, con un bonito espejo barroco y dorado, una cortinas de algodón blanco de puntilla y un juego de cama de estampado floral, darás el golpe… si además le añades muchos cojines distintos en tejidos ricos como brocados, terciopelo o tafetán, quedará digno de María Antonieta.
La primavera inspira para atreverse con tonos frescos que nos recuerden jardines exhuberantes y praderas floridas: verdes, azules, amarillos, rosas… es hora de desterrar tonos oscuros y que “den calor”, que nos llevan al invierno y abrirse a los colores más fríos que “refrescan” el ambiente pero que aportan luz y alegría, como verdes claros (manzana, pistachos, agua, turquesas) y azules (cielo, turquesa, añil, pastel, lilas).
Es aconsejable, si el dormitorio no es muy grande, no pintar la habitación completa si los tonos son fuertes. Por ejemplo, dar color a dos paredes nada más y dejar las otras dos en blanco. Con esta táctica conseguiremos no recargar y dar amplitud al cuarto ya que los colores fuertes tienden a “comerse” el espacio, empequeñeciéndolo.
Por último, una ropa de cama con motivos de flores en tonos combinados y un par de jarrones bonitos con arreglos florales naturales, serán la guinda para conseguir un dormitorio nuevo la mar de primaveral.
Fuente de la imagen: coco+kelley