Con el paso del tiempo, los muebles que tenemos en nuestras casas, pierden el brillo y el color que tenían cuando los compramos. Pasan de ser elementos que decoran las estancias, a muebles con aspecto anticuado y, en algunos casos, abandonado.
Los golpes, manchas o la pérdida del color, hacen que pensemos en cambiarlos por otros más nuevos. Sin embargo, antes de deshacerte de ellos, puedes darles una última oportunidad de permanecer en tu casa, haciéndoles un cambio de look tú mismo.
Antes de ponerte manos a la obra, deberás reunir una serie de herramientas y productos para trabajar con ellos. Será imprescindible una lija, uno o varios botes de pintura, una brocha plana, barniz y algún que otro pincel, para llegar a las zonas más difíciles. Una vez que tengas todo lo que necesitas, puedes empezar a darle un cambio radical a esa pieza de mobiliario que ha dejado de tener el brillo especial que tenía.
En primer lugar, lija bien toda la superficie para eliminar los restos de pintura o barniz que tenga. Cuando lo hayas conseguido, limpia bien la zona con un trapo para quitar las virutas que hayan podido quedar sobre ella. El siguiente paso será elegir el color que quieres darle al mueble. Aplícale las capas que sean necesarias para conseguir el tono que desees. Te recomendamos que le des un par de capas mínimo para lograr un buen resultado.
Por último, si quieres conseguir un acabado perfecto, aplica una capa de barniz. De esta forma, evitarás desconchamientos posteriores de la pintura, además de darle un toque de brillo y suavidad a la superficie del mueble. En cuanto a los colores, dependiendo del estilo decorativo que siga tu hogar y tus gustos, podrás elegir unos más clásicos emulando la madera, u otros más atrevidos, como el azul eléctrico o el amarillo.
Fuente de la imagen: Hus & Hem