Al ver esta cocina no nos cabe ninguna duda de qué es lo que se quiso potenciar a la hora de llevar a cabo su decoración y distribución, sus ventanales y la luz que se cuela por ellos. La cocina esta distribuida en dos frentes paralelos y adosados a las paredes, enmarcando la ventana y los rayos de sol que a su paso iluminan la estancia.
La decoración es realmente sencilla, incluso se ha prescindido de módulos altos, sustituyéndolos por una sencilla balda abierta sobre la que colocar cosas.
Para contrarestar la falta de espacio que conlleva la eliminación de esos módulos de almacenamiento, el interior de los módulos bajos se ha estudiado al milímetro, para que podamos guardar en ellos todos los accesorios de cocina.
Asimismo, los tiradores se han eliminando y en su lugar se ha optado por uñeros que limpian visualmente los diseños, favoreciendo el aspecto global que se buscaba con la decoración de esta cocina.
Los materiales nobles como el mármol en que se ha confeccionado la encimera y el frontal de la cocina le otorgan un aire de calidad y pulcritud.
Fotografías: Arclinea
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Enlace: Una cocina con luz propia