El proyecto que os mostramos hoy se sitúa en el barrio de Vallvidrera, un barrio residencial que se eleva sobre la ciudad de Barcelona en el entorno del parque natural de Collserola, en una pequeña parcela de dimensiones muy reducidas, geometría irregular y acusado desnivel, situada entre un valle y un bosque de pinos.
Los moradores, una pareja ya jubilada que había vivido durante años en la misma parcela, habían decidido construir una nueva casa que debía ser moderna, funcional y fácil de mantener. Los objetivos del proyecto eran conseguir una superficie de edificación máxima, costes ajustados y optimizar la orientación de las ventanas hacia el valle a la vez que protegiendo la intimidad.
Para ello se creó un monovolumen compacto de tres plantas cuya geometría nace de la forma y desnivel de la propia parcela, retomando la tipología local de cubiertas inclinadas y ensanchándose en sus plantas superiores para ganar una superficie adicional.
Formalmente este volumen consiste en un cubo en el que cada una de sus caras se divide en cuatro cuadrantes. Las caras superiores se extruyen hacia arriba para formar una cubierta fuertemente inclinada. Las caras de fachada se giran hacia fuera buscando la mejor orientación al paisaje o la protección de las miradas de los vecinos.
La fachada consiste en una única piel continua color blanco mate que envuelve por igual, las paredes ciegas, la cubierta y los huecos de fachada. Así, los cerramientos fijos de vidrio y los practicables mediante contraventanas de aluminio perforado, quedan totalmente enrasados con la fachada formando parte de esa piel.
El acceso peatonal y rodado desde la calle, por la parte baja de la parcela, tiene lugar por un vallado semicalado de acero cortén.
Los espacios exteriores están formados por dos terrazas, una frontal al nivel de la calle y una posterior más elevada que da acceso a la vivienda, y una escalinata lateral que las comunica.
En la planta de acceso, a través de un primer dormitorio y un baño, se pasa a un espacio de doble altura formado por la cocina comedor, que constituye el verdadero corazón de la casa. Un gran mueble de madera de olmo teñida cubre toda la pared interior, formando el mobiliario de la cocina y el comedor, y extendiéndose de forma continua hasta la planta superior donde forma los armarios de la habitación principal.
Desde este espacio, a través de dos grandes ventanales orientados al paisaje, se tienen las mejores vistas sobre el valle. Mediante la escalera, situada en el centro de la planta, se asciende a un espacio catalogado de buhardilla, que representa una superficie adicional no computada para la casa. En esta planta encontramos el dormitorio principal y su baño, orientados al bosque de pinos en la parte posterior de la parcela. En la planta más inferior se encuentran los espacios de ocio e invitados, comunicando con la terraza frontal; en la franja posterior semi enterrada, están los espacios técnicos y de almacenaje.
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Enlace: Una vivienda en Vallvidrera